Las fosas oceánicas son sectores deprimidos bajo el mar donde la profundidad de las aguas es mucho mayor. En este sentido la Fosa de las Marianas es la más recóndita conocida hasta el momento. Se encuentra en el Océano Pacífico, al este de las 14 Islas Marianas. Tiene un tamaño que impresiona, su longitud es de 2550 y posee aproximadamente 70 kilómetros de ancho, se disemina de forma arqueada en dirección noreste-suroeste y según afirman los entendidos la misma se originó por un proceso de subducción.
El colosal agujero oceánico carece de iluminación y la presión reinante por la cantidad insondable de agua que lo llena es 1.000 veces mayor que la de la tierra, aproximadamente 110.000 kilopascales.
Esta peculiaridad de la naturaleza tiene un sector denominado el Abismo Challenger, el que posee nada más ni nada menos que 11034 metros de profundidad.
Los primeros seres humanos que pudieron realizar una exploración por la zona eran tripulantes de la fragata de la Marina Real Británica el Challenger, por el año 1951 haciendo uso de ecolocalización estimaron que la fosa poseía 11012 metros de profundidad. Pero recientemente en 1960 buzos especializados descendieron un tramo usando el batiscafo “Trieste” creado por Auguste Piccard y capitaneado por su hijo James. Con este aparato pudieron evitar las consecuencias de la presión y determinaron que el fondo de la fosa se encontraba a 11034 metros de la superficie.
En un principio se creía que nada vivía allí pero luego los científicos descubrieron una especie de calamar gigante del género Architeuthis, tiempo después exploradores japoneses dieron con más de 200 formas de vida unicelulares, entre ellas plancton, bacterias y variadas especies abisales hasta entonces desconocidas para el mundo, que se desarrollaban en el barro de las profundidades de la fosa.
El descubrimiento se realizó mediante el submarino no tripulado Kaiko que recolectó muestras ubicadas a 10.896 metros de profundidad, se estima que los organismos descubiertos tendrían una formación de seis millones de años de antigüedad lo que da a pensar que se trata de restos de la vida prehistórica del planeta.
La profundidad de la fosa es extremadamente fría, pero posee ventilaciones hidrotermales gracias a la difusión de las placas tectónicas que emiten sulfuro de hidrógeno y diversos minerales, que a su vez forman parte de la cadena alimenticia de las especies que habitan en este abismo. Algunos ejemplares de la fauna que transitan por este abismo son el rape, un extraño pez que utiliza la bioluminiscencia para atraer a sus presas como diversas clases de cangrejos que se suman a su población.
La Fosa de las Marianas es uno de los sitios más enigmáticos del planeta al cual ningún ser humano pudo acceder sino mediante el uso de tecnologías, ya que las condiciones reinantes hacen imposible una exploración de este tipo. Por lo que se estima que este agujero, casi sin fondo, encierra millones de secretos que quizás algún día serán develados.
Pero por el momento permanecen a salvo, intactos y resguardados en las profundidades del océano.
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