Es parte del folklore y la cultura relacionada con los espías que estos tenían todo tipo de curiosos aparatos y armas camufladas para sus aventuras, pero lejos de la ficción, lo cierto es que la CIA también hizo uso durante décadas de zapatófonos, guantes con gas venenoso y paraguas-carabinas.
Y también de este kit para escapadas del cuál os queremos hablar hoy, sólo para agentes al servicio de su presidente, que haría a cualquier funcionario de carrera pensarse si realmente está en el bando adecuado.
Fechado en la década de 1960, en plena guerra fría, el kit es una sorpresa para el enemigo, ya que escondía una serie de brocas y serruchos que se adosaban a un mango ad-hoc para cercenar los barrotes de cualquier cárcel soviética. Con ello se lograba una escapada efectiva, aunque ciertamente renqueante.
Hoy en día el tamaño de la cápsula sería sin duda mucho más recogida, gracias a los grandes avances en micro-motores, pero en los sesenta los barrotes se serraban a mano y con el pompis mirando a la salida.
Sin embargo, parece un poco tortura (o bendición, según se mire) ir con el kit escondido a todas partes, esperando que alguna vez uno sea detenido por las tropas del mal. Y es que nadie dijo que ser espía fuera un trabajo fácil.
El kit de escape rectal es parte de uno de los objetos que se exponen en el Museo Internacional del Espía, en Washington, DC, una exposición que muestra el instrumental de trabajo de los espías de la CIA y de la KGB y de la que ha dado buena cuenta Kim Zetter para Wired.
No se si reirme o llorar... entiendo las ganas de escapar.. pero vaya, vaya jajajaja ¿No podrian haber innovado algo mas? Ciertamente no creo que sea el primer lugar donde se les ocurriria guardalo!! Saludos!
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