Existen muchos ejemplos de cómo la soberbia y la indiferencia humanas convierten el planeta en algo parecido a una gran cloaca, pero uno de los más impresionantes, tristemente, es un remolino de millones de toneladas de plástico que se concentra en medio del Pacífico, a unos 1.000 kilómetros de Hawai localizada entre las coordenadas 135° a 155°O y 35° a 42°N.
Conocido como el «gran parche de basura del Pacífico», la «gran isla de basura», la «gran sopa de plástico» o el «séptimo continente», este vertedero marítimo tiene unas dimensiones increíbles. Se calcula que ocupa de 1,7 millones a 3,4 millones de km cuadrados, más o menos el equivalente de tres a siete Españas, y pesa unos 3,5 millones de toneladas. Una catástrofe ecológica que, por desgracia, no deja de crecer. Ahora, una expedición científica francesa liderada por el explorador Patrick Deixonne se dirigirá a esta isla de residuos para examinar su composición y advertir al mundo de su dramática presencia.
Este basurero oceánico se caracteriza por tener concentraciones excepcionalmente altas de plástico suspendido y otros desechos que han sido atrapados por las corrientes del giro del Pacífico Norte (formado por un vórtice de corrientes oceánicas). A pesar de su tamaño y densidad, el lote de basura oceánico es difícilmente visible mediante fotografías satelitales y no es posible localizarlo con radares.
Una expedición francesa partirá el 2 de mayo desde San Diego (EE.UU.) a bordo de L'Elan, una goleta de dos palos del año 1938 para investigar este “nuevo continente” que no deja de crecer. Recorrerá 4.630 kilómetros entre California y Hawai, donde el explorador Charles Moore descubrió accidentalmente esta increíble placa de plástico en 1997. Hasta el momento, solo dos expediciones americanas han estudiado la zona, en 2006 y 2009. Deixonne, miembro de la sociedad de exploradores franceses (SEF), decidió iniciar esta aventura tras observar por sí mismo los residuos durante una carrera transatlántica en solitario hace tres años.
Los desperdicios humanos se agrupan en un remolino gigante provocado por la fuerza de la corriente en vórtice del Pacífico Norte, que gira en sentido de las agujas del reloj. Esto, con la ayuda de los vientos que actúan en la zona, impide que los desechos plásticos se dispersen hacia las costas. La fuerza centrípeta lleva lentamente los escombros hacia el centro de esta espiral, que sería una de las más grandes conocidas en el planeta: 22.200 kilómetros de circunferencia y unos 3,4 millones de km cuadrados, según el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES), que patrocina el proyecto.
La isla de basura está compuesta por todo lo que se pueda imaginar: boyas, redes de pesca, cepillos de dientes, bombillas, tapas de botellas, objetos procedentes de alcantarillas... Pero destacan sobre todo pequeñísimas piezas de plástico, millones de ellas, algunas del tamaño de un grano de arroz. El efecto es muy parecido al que ejerce el mar sobre la arena de la playa, pero en su versión más espantosa.
El detritus contamina las aguas y envenena a los peces, que ingieren las partículas de plástico más diminutas. Esas toxinas pueden ser transmitidas en cadena a depredadores más grandes, incluido, por supuesto, el hombre. Mientras hay especies de algas, crustáceos y peces que prosperan en los microhábitats similares a basura de naufragio flotante, no se ha obtenido información sobre alguna especie que prospere en la gran mancha de basura del Pacífico.
La placa de desperdicios está ubicada a unos 30 metros de profundidad, a pesar de ser titulado como isla no se puede caminar sobre ella, por lo que el problema puede ser no solo medioambiental, sino también afectar en el futuro al turismo o la marina mercante, especialmente si sigue creciendo sin parar.
La goleta se guiará por los dos satélites Terra y Aqua de la NASA para llegar hasta donde la concentración de residuos es mayor. Allí medirá la densidad de la basura y tomará muestras de agua, plancton y materiales. «Quiero convertirme en los ojos de los europeos sobre este fenómeno», ha confesado Deixonne. «La información es la clave para cambiar».
La del Pacífico no es la única gran isla de basura que existe en el mundo. Los investigadores creen que hay cuatro más de dimensiones apocalípticas. Una de ellas se sitúa en el Atlántico Norte occidental, entre la latitud de Cuba y el norte de EE.UU., a más de 1.000 km mar adentro, en el mar de los Sargazos. Los desechos allí están más concentrados y permanecen en la superficie durante décadas.
Desafortunadamente a día de hoy no hay solución para este enorme problema, tan solo unas pequeñas propuestas que a día de hoy carecen de financiación, una de las soluciones es la creación de una gran Recycle Island, podéis leer más sobre el tema en la entrada que le dedicamos en exclusiva.
Desafortunadamente a día de hoy no hay solución para este enorme problema, tan solo unas pequeñas propuestas que a día de hoy carecen de financiación, una de las soluciones es la creación de una gran Recycle Island, podéis leer más sobre el tema en la entrada que le dedicamos en exclusiva.
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