Ochate, el pueblo maldito

Corría el año 1860. La pequeña localidad burgalesa de Ochate, en el Condado de Treviño (Burgos) tiene un misterio que la rodea y la convierte en una de las ciudades más enigmáticas de nuestro país…  El origen de la historia se remonta al 1860, cuando la ciudad se vio atacada por la llegada de la viruela. Cuatro años después sus habitantes fueron atacados por una segunda epidemia, el tifus. En 1870, la muerte volvió a ensañarse con el maltratado pueblo, cuyos alrededores se convirtieron en una improvisada tumba colectiva para sepultar a los infectados. Sólo tres habitantes sobrevivieron a la tercera epidemia, el cólera. Las villas colindantes no se contagiaron con ninguna de las tres plagas. Desde entonces, Ochate se convirtió en un pueblo fantasma y arrastró una leyenda maldita. Un siglo después, sus ruinas son perturbadas diariamente por curiosos en búsqueda de sensaciones fuertes, ya que el pasado más reciente de Ochate esconde misteriosas desapariciones, luces, voces, ruidos extraños, avistamientos de seres y naves extraterrestres.

En abril de 1982, la revista paranormal “Mundo Desconocido” publicó el artículo que generó la siniestra leyenda de Ochate, “el Pueblo Maldito”. El reportaje “Luces en la puerta secreta”, firmado por Pruden Muguruza, revelaba una serie de extraños sucesos ocurridos en el pueblo: epidemias selectivas, desapariciones de personas y animales, muertes inexplicables, apariciones extraterrestres, ruidos y luces de origen desconocido, etc. Entre otras historias, el artículo relataba cómo en 1947, Víctor Moraza paseaba por el campo cuando contempló un rayo de luz que caía sobre la ermita de Burgondo (fotografía anterior) Cuando pudo acercarse, encontró un medallón de un material desconocido incrustado en uno de sus muros. La centelleante joya parecía reproducir la imagen de la Virgen María. Según Pruden, el medallón se trasladó a la localidad vecina de Irimuri, pero en la actualidad la joya se encuentra en paradero desconocido.

Pero, ¿quién era el tal Pruden, autor del artículo de “Mundo Desconocido”? Prudencio Muguruza Guerrero era un joven vitoriano que meses atrás había fotografiado una supuesta nave extraterrestre en las cercanías de Ochate. La noche del 24 de julio de 1981, Muguruza paseaba por un paraje junto con su fiel perra de caza cuando vio un objeto esférico y luminoso que flotaba sobre los árboles. Afortunadamente, el joven llevaba una rudimentaria cámara de fotos que le permitió captar su imagen. Dicen las malas lenguas que por la venta del negativo de la instantánea Muguruza se embolsó medio millón de las antiguas pesetas. Lo cierto es que Muguruza pasó de ser un empleado en la Caja de Ahorros Provincial de Álava a consagrarse como uno de los principales “investigadores” de lo paranormal.

Expertos y aficionados a lo paranormal han intentado desentrañar el oscuro misterio del Pueblo Maldito. Diversos investigadores han desmontado muchas de las afirmaciones sobre las que se sostiene el artículo de Pruden Muguruza. Las tres epidemias que supuestamente acabaron con la vida humana en Ochate no figuran en ningún registro u archivo de la época. El séptimo volumen del “Diccionario Geográfico, Estadístico, Histórico, Biográfico, Postal, Municipal, Militar, Marítimo y Eclesiástico de España”, de Pablo Riera y Sans, incluía una detallada descripción de Ochate como una aldea habitada y activa en 1885. O bien la epidemia de cólera de 1870 no fue tan mortífera como Pruden mencionó o fue fruto de la imaginación desbordada del “investigador”. Por otro lado, se pudo constatar que las epidemias de mayor mortalidad databan de 1816 (tifus), 1849 (viruela), 1835, 1855 y 1885 (cólera), fechas que no coinciden con las señaladas por Muguruza.

La desaparición de Antonio Villegas también pudo ser una invención del autor de “Luces en la Puerta Secreta”. Según él, Antonio Villegas era el párroco de Ochate. En 1868, el sacerdote desapareció sin dejar ni rastro, un misterio que a día de hoy no ha podido resolverse. Puede que Villegas se esfumara llevándose con él toda evidencia de su paso por este mundo. En el Archivo Diocesano de Calahorra, depósito de expedientes e historiales parroquiales desde el año 1853, no consta el nombre de ningún Antonio Villegas como sacerdote de Ochate. La disparatada afirmación de que el Obispado de Vitoria continuó mandando al párroco desaparecido su sueldo durante 40 años se añade a la lista de inexactitudes del creador de la leyenda del Pueblo Maldito.

Los extraños fenómenos vinculados a Ochate se multiplicaron a partir de la publicación del reportaje de la revista “Mundo Desconocido”. En julio de 1987, dos compañías de carros blindados de la base militar de Araca (Vitoria) se perdieron en medio de una espesa niebla. Durante cuatro largas horas, las compañías vagaron por el pueblo deshabitado sin poder comunicarse entre sí, ya que los equipos de comunicación de los vehículos experimentaban extrañas interferencias. Un mes después, un agricultor regaba su huerta cuando observó una extraña luz blanca que parecía cernirse sobre Ochate. En pocos segundos, el objeto luminoso alcanzó al agricultor y este, aterrorizado, se ocultó en un cobertizo cercano. Desde su escondrijo pudo observar como la luz ascendía hacia el cielo estrellado y se dividía en tres luces que a gran velocidad se dirigieron a las montañas, donde desaparecieron de su vista. En 1987, un cámara vitoriano declaró también haber visto en Ochate dos seres de tres metros de altura y cabezas cónicas.

Al investigador Alberto Fernández la obsesión por el misterio de Ochate le costó la vida. La noche de su muerte, él y sus compañeros intentaban captar psicofonías entre las ruinas del pueblo. Horas después, el cuerpo sin vida de Fernández yacía en el interior de su coche. Se había suicidado. Meses más tarde, ese mismo equipo volvió al pueblo para continuar su investigación. Allí les aguardaba el espíritu de su compañero, al que creyeron identificar por su nariz aguileña y su barba. Fernando Gil, uno de los que presenciaron la visión, declaró en una entrevista concedida al periodista Iker Jiménez que el suicidio de su compañero se debió exclusivamente a problemas personales. Sin embargo, confesó que Alberto Fernández estaba “obsesionado” con Ochate, y cree que su aparición fue una manera de comunicarse con ellos para pedirles que siguieran investigando el Pueblo Maldito.

Atardecer en Ochate, a photo by RobeR26789 on Flickr.

En junio de 1987, un grupo de investigadores captó una psicofonía en la que se apreciaba la protesta de una mujer: “¿qué hace aún esa puerta cerrada?”. Hoy en día, Ochate, en euskera “puerta secreta” o “puerta del frío”, es sólo es un montón de ruinas, pero su misterio continúa fascinante a los amantes de este tipo de historias. ¿Verdad? ¿Mentira? ¿Exageración? ¿Misterio? Eso queda a vuestra elección