Sorprende encontrar proyectos como estos en el marco de no proliferación nuclear
y aprensión hacía la energía más rentable que hemos inventado hasta el
día de hoy, y que a diferencia de otras, quizás también productivas, no
consume recursos óleos o gasos ni contamina en gran medida como estas.
El proyecto del cual queremos hablar hoy es de las centrales nucleares flotantes rusas son buques diseñados específicamente para producir energía eléctrica de origen nuclear.
Los barcos, diseñados por la Corporación Estatal de
Energía Nuclear Rosatom contienen dos reactores KLT-40S, modificación de
los KLT-40 que ya se usan actualmente para proporcionar energía al
carguero Sevmorput y los rompehielos Tajmyr y Vaigach.
Las centrales están planeadas para ser usadas para abastecer zonas remotas de Siberia, que están aisladas de la red principal rusa y padecen frecuentes problemas de suministro eléctrico.
Las centrales serán construidas de forma centralizada y remolcadas
después a sus emplazamientos definitivos. Por este motivo -además de su
pequeño tamaño- se pretende que su construcción se realice en serie.
Actualmente hay una en construcción y hay planes firmes para construir
otra. No se sabe a ciencia cierta cuántas más se construirán; sus
promotores aseguran que desean tener varias unidades operando antes del
2015 aunque reconocen que es difícil hacer estimaciones precisas dado lo
novedoso del producto.
Sin embargo, no se trata del primer proyecto de generación de
electricidad mediante una central nuclear flotante, como bien podéis ver
en la foto anterior, ya se han construido nucleares flotantes con
anterioridad. En 1961 la Armada de los Estados Unidos inició un
programa para reacondicionar un viejo carguero (un Liberty Ship de la II
Guerra Mundial) con un reactor nuclear. El buque, llamado MH-1A Sturgis (el de la foto anterior),
era capaz de generar 45 MW eléctricos y suministró electricidad al
canal de Panamá entre 1968 y 1973, permitiendo, durante la guerra de
Vietnam, aumentar el número de barcos que cruzaban el canal. El fin de
la guerra y los elevados costes de operación pusieron fin al proyecto.
Un primer intento de construir plantas flotantes para uso civil lo llevó
a cabo una empresa llamada Offshore Power Systems. Se ordenó la
construcción de 4 centrales y se llegó a pagar por ellas 254 millones de dólares.
Las dos primeras se iban a instalar cerca de Atlantic City. Sin embargo
el proyecto resultó seriamente afectado por la crisis del petróleo del
73 y terminó cancelándose en 1978.
Así pues, volviendo a la actualidad, la empresa que se dedica a la
construcción de estas centrales nucleares flotantes rusas, ha planeado comercializar también
a otros países sus productos, no obstante, el hecho de que el reactor
usado en estos barcos fuera diseñado en tiempos de la antigua Unión Soviética
despierta dudas entre posibles compradores extranjeros. La pretensión
de exportarlas a países de dudosa capacidad como Cabo Verde levanta
sospechas de que en realidad se trata de un intento de hacerlas
competitivas a base de construirlas en grandes cantidades. Esta
pretensión despierta, además, recelos por sus posibles implicaciones en
la no proliferación nuclear. Rusia se ha defendido de estas acusaciones
afirmando que las centrales no se venderán al extranjero sino sólo la
electricidad, calor o agua producidos, estando el barco, así como la tecnología y el material nuclear, siempre en manos rusas.
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