Es posible (y muy normal) pensar que en , en pleno siglo XXI, todas las casas, incluso la más humildes, estén equipadas con una pequeña vajilla de platos, algún cuchillo, tenedores, vasos y cucharas, cubertería básica. Se pueden comprar por céntimos, en absolutamente cualquier lugar. Existen de usar y tirar y hasta se pueden encontrar regalados. Pero no siempre fue así. Durante la Edad media apenas existía el comercio de este tipo de artículos. Y no es sólo eso: tampoco había un diseño ni una fórmula certificada para comer.
Por ejemplo, los platos, hace seiscientos años, se improvisaban con pan duro. El pan viejo, ya convertido en mazacote, pasado de humedad, se utilizaba para apoyar la comida, tanto carnes rojas como vegetales o masas con aderezos. Era común, una vez terminado el banquete -queda claro que se hace referencia aquí a las familias con un alto poder adquisitivo- los platos de pan se remojaban en caldo o salsa y se entregaban a los mendigos de la calle.
La servilleta tiene una historia aún más curiosa. Su inventor fue, ni más ni menos, que Leonardo da Vinci. Da Vinci pudo ser capaz de tratar los asuntos gastronómicos de forma tan coherente con la época y con esa personalidad tan suya. Podéis ver las Notas de cocina de Leonardo da Vinci. El punto es que hasta el Renacimiento, antes de comer, los cuchillos se repasaban en la falda o en el mantel. Y para limpiarse la boca se utilizaban pieles suaves como la de conejo, que se colgaban del respaldo de la silla. A Leonardo no le gustaba en lo más mínimos el espectáculo que daban los comensales frotándose un conejo muerto por la cara. De esa simple y mínima observación surgió la servilleta. Él mismo se encargó de cortar y coser las telas.
El primero en utilizarla fue Ludovico Sforza, también conocido como El Moro, gobernador de Milán, junto con sus amigos de confianza. Increíblemente, la propuesta fue un fracaso. Durante la primera comida nadie entendió para qué habían repartido esos paños, utilizaron como siempre el mantel y la ropa para desengrasare la boca y las manos. En un texto escrito por el propio Leonardo se encuentra la descripción aberrante de cómo quedó de sucio ese lugar al finalizar el banquete.
También fueron un fracaso los primeros intentos de imponer el tenedor. La gente estaba acostumbrada a comer con las manos. Poco después de terminar el medievo comenzaron utilizarlos sólo las familias nobles.
Miles de años de evolucion en los cubiertos, y aun a dia de hoy, yo prefiero comer con las manos y cortar las cosas con el tenedor
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