Los Abismos del Barranco de Badajoz

En la entrada de hoy vamos a hablar de uno de los grandes misterios con orígen en España, concretamente en las Islas Canarias. En el Barranco de Badajoz (Güímar, Tenerife) la terrible tranquilidad y la belleza del paraje son testigos mudos de los secretos milenarios que éste encierra.

El Barranco de Badajoz es considerado como uno de los lugares más misteriosos de España (Para ver los lugares más misteriosos de España, revisa nuestra entrada dedicada a ello) en el que se relatan historias de todo tipo desde extrañas presencias y luminosidades hasta desapariciones de personas y otros.

En su interior alberga, además, recónditas galerías de agua donde antaño trabajaban los lugareños en busca del preciado oro líquido. Sin motivo aparente, y prácticamente de un día para otro estos mineros abandonaron sus herramientas de trabajo, sus hogares y, sin echar la vista atrás, huyeron del lugar. ¿Por qué? ¿Cuál fue el hecho que los ahuyentó de su trabajo, el único medio que tenían para subsistir?
Muchos historiadores, así como investigadores han intentado resolver el misterio de la pavorosa espantada sin llegar a una conclusión sólida. Los sabios del lugar, los mayores, dicen que a principios de siglo, por el año 1912, dos mineros que se afanaban infructuosamente en encontrar una galería viable, derrumbaron una pared donde se toparon de frente con dos maravillosos seres de luz. La leyenda, la profana, cuenta que éstos les invitaron a acompañarles y les indicaron el lugar idóneo para cavar.

Sin embargo, existen más versiones, algunas de ellas, contrariamente, afirman que un pavor se apoderó de ellos y escaparon en búsqueda de la Guardia Civil. No hay documentos que corroboren esta última, pero la realidad es que, desde la huida, nadie habita en el barranco. Nadie se atreve.
Las galerías de agua quedaron completamente abandonadas. La soledad no impidió que germinaran, como la más espesa neblina, más leyendas acerca del sobrecogedor paisaje. Comparten protagonismo con los seres de luz unas esferas de luz blanca que aparece en la noche canaria. Eso es lo que dicen muchos aventureros que, a pesar de haber sido alertados por los güimareros, se adentraron en los precipicios de lo desconocido.

Algunos de los viajeros a los barrancos, han llegado a catalogar este de “puerta a otra dimensión”, dónde algunos aseguran que presenciaron hechos que se escapan a la imaginación: seres alados que, curiosos, se acercaban a darles una bienvenida. Prueba de ello, es la fotografía tomada por el reconocido fotógrafo español, Teyo Bermejo (La noche del 1 de julio de 1991), que sin saber bien a qué o quién disparaba su cámara, captó una imagen misteriosa con apariencia de extraño ser (imagen siguiente).

Según comenta Teyo, esta fotografía la realizó casi de manera automática luego de oír una especie de aleteo bastante cercana sobre su cabeza. Hasta la fecha, el fotógrafo ha defendido la autenticidad de la imagen y ha descartado algún tipo de falla técnica de la cámara o del rollo fotográfico. Para mayores datos la imagen fue tomada con flash, velocidad 1/60 y diafragma 5,6. El objetivo no se dejó abierto. Años más tarde, Teyo osó en volver al barranco para conseguir más imágenes: esta vez, los insignes retratados fueron las esferas de luz blanca que danzaban, despreocupadas, entre la vegetación.
Con el miedo en el cuerpo, aquellos que se han atrevido a pasar una noche en sus entrañas, la mayoría escépticos, al día siguiente confirmaron que no pasaron la velada solos: escucharon murmullos de hombres y mujeres que, a modo de indescifrables conversaciones, brotaban de las entrañas de la tierra, acompañados por un continuo caer de piedras. Pocos son, muy pocos, los que se atreven a regresar al Barranco de Badajoz, abismo de misterios.