Los más grandes copuladores de la historia

Para más de uno, perdido en la vida, que disfruta de flor en flor, seguramente estar en esta lista sería su sueño. Lista que incluye desde los más exóticos y rimbombantes monarcas como “El rey Fatafehi” hasta empedernidos copuladores anónimos, pero ellos no han sido los únicos en ser proclamados como los mayores amantes universales. A continuación hablaremos de algunos de sus más conocidos competidores:

 

El rey Fatafehi

En su tercer viaje a la Isla de Tonga, en 1777, el capitán Cook visitó al rey Fatafehi Paulah (reinando entre 1770-84). Viejo corpulento y muy fornido, el rey autoproclamó que su deber consistía en desvirgar a toda jovenzuela virgen que se cruzara a su paso. Con este propósito y con único objetivo de no acostarse con la misma mujer mas que una sola vez, este simpático individuo, calculó que su tarea consistiría en realizar la copula/coito a unas 10 hembras por día, sin descanso alguno. Según sus cálculos, en el transcurso de su reinado, 37.900 suculentas señoritas deberían acceder a la sed de su entrepierna. Por este motivo, posiblemente el capitán Cook le diera a conocer como “el Amante Más ocupado”.

 

Rey Jorge IV

Igual que su padre vivió a la manera de un dandy, ganando gran reputación como jugador empedernido, bebedor de aguante y follador de brocha gorda. El hecho de no emborracharse a pesar de beber más que un cosaco, le dio gran reputación entre sus numerosas amantes. Como cualquier otro fetichista lujurioso, se encargó de conseguir un mechón de pelo de cada amada para más tarde guardarlo con cauteloso recelo en sobres individuales. Después de que él muriera, su hermano encontró entre sus pertenencias una caja con cerca de 7000 sobres, contenido suficiente para rellenar el colchón de sus gloriosas actividades sexuales.

 

Rey Eduardo VII

Revelado contra su status de aristócrata, ya de muy joven, se extravió por los bajos fondos de los alimentos, la bebida, el juego, y el deporte de la jodienda. Aunque estuvo casado, su esposa no dio mayor importancia a sus actividades extramatrimoniales, que continuaron hasta que el rey cumplió 60 años y lo encontraron implicado en varios casos de divorcio. Se estima que mantuvo relaciones con más de tres mujeres a la semana durante más o menos medio siglo. Ni mas ni menos…

 

Rey Ibn-Saud

Desde los 11 hasta su muerte, con 72 años en su pene, el monarca árabe mantuvo relaciones sexuales con tres hembras cada noche, exceptuando las noches de batallas. Usando el mismo método de cómputo conyugal que Brigitte Bardot. Ibn-Saud habría tenido un total de 20.000 relaciones a lo largo de su vida. De tan prolífica vida entrepiernil surgió la ya famosa máxima monarcal: “que bueno es ser rey!”

 

Anónimo

Alfred Kinsey, afamado estudioso en lo que a comportamientos de jodienda se refiere, observó el caso de un hombre que se permitía el lujo de follar 33 veces por semana, placer que disfrutó durante más de 30 años sin interrupción. En total, 52.000 hembras pasaron por el altar de la lujuria de éste “anónimo”.

 

John Curtis Holmes (1944-1988)—14.000 Compañeras de trabajo

John Holmes empezó muy temprano. Ya a la tierna edad de doce años perdió su virginidad, y no es de extrañar cuando por aquel entonces su miembro debería medir cerca de 25 cm. Fue precisamente el tamaño de su pene lo que le hizo introducirse en el mundo del porno, donde rodó unas cuantas miles de películas. A nadie sorprenderá entonces que 14 mil amantes de cama han sucumbido al rabo más famoso del mundo del sexo, y eso sin contar el número de hombres y mascotas con los que se acostó, que se estima no fueron pocos…

 

Wilt Chamberlain

En su autobiografía, la estrella legendaria de la NBA aseguró haber copulado con 20.000 mujeres en el transcurso de su vida. Un porcentaje bastante grande para un hombre que su mayor virtud consistía en meterla más en las canchas de baloncesto que en la cama… Un gran número de sus amantes se podría atribuir a los groupies, que son siempre un enchufe impaciente para la lívido de los deportistas de élite. Al bueno de Wilt también se le atribuye un falo de dimensiones prodigiosas.