En la imagen que encabeza esta entrada podemos ver una "Mano de Sabacio" (o Sabazios), un dios de carácter telúricomistérico, llamado también Sábos en sus actos cúlticos. de origen frigio y tracio que terminó haciéndose muy popular en el Imperio Romano gracias a los miembros de las legiones que regresaron de luchar en aquellas lejanas tierras. Este dios, que los romanos terminaron asimilando con Baco/Dionisio y con Júpiter, fue centro de uno de los cultos mistéricos orientales que se propagaron por el mundo romano en la Antigüedad tardía. Aunque mucho menos conocido que otros cultos mistéricos como los de Mitra, Eleusis o Isis, el culto a Sabazios poseía un mismo carácter esotérico e iniciático.
En su origen geográfico, Tracia merece el título de cuna de este misterio. El mito y el culto mistérico de Sabacio hunden sus raíces en el subsuelo telúrico. Lo comprueban su condición de dios de la vegetación así como el empleo de tierra, salvado, serpiente en el rito iniciático, residuos y síntomas de una prehistoria religiosa de tipo agrario numinoso.
Como hemos dicho, el culto a Sabazio era tan esotérico como iniciático, y así pues, entre los ritos que el aspirante debía superar para poder formar parte del culto había uno sumamente singular, con un innegable contenido sexual. Durante el mismo, se introducía una serpiente de metal bajo las ropas del iniciando lo cual, en opinión de los expertos, suponía una forma de unión sexual con el dios, también se afirma que el objeto del rito iniciático parece ser era adquirir cierta comunidad o identidad del iniciando con Sabacio, que se creía empezaba en esta vida y se consumaba tras la muerte. Por este motivo, Sabazios era a menudo denominado Theos dia kolpou, "Dios entre los pliegues de la túnica" o "Dios a través del vientre. Teniendo en cuenta las condiciones en las que solían celebrarse las ceremonias de iniciación a los cultos mistéricos, este rito en concreto debía ser, como poco, atemorizante para el iniciando, que no sabía a ciencia cierta qué iba a encontrar en un espacio a media luz, apenas iluminado por antorchas.
Otra ceremonia iniciática era la siguiente: Se rociaba al aspirante con tierra y salvado cernido sobre él con una criba. A continuación se levantaba, después que el oficiante había pronunciado la fórmula: «Hui del mal, hallé lo mejor» Tanto las acciones como las palabras aluden a la resurrección tras la muerte-
Por norma general, las piezas de arte relacionadas con esta divinidad mistérica se encuadran dentro de dos categorías distintas: por un lado, relieves con la imagen y el nombre del dios (menos habituales) y, por otra parte, pequeñas esculturas con forma de mano en actitud de bendecir, en las que se incluyen diversos elementos iconográficos, muchos son la representación de Sabazios y así como otros elementos habituales en este tipo de piezas: un carnero, un cuchillo, un lagarto o serpiente, etc….
Este tipo de piezas son relativamente frecuentes, y distintos museos conservan ejemplares similares. En el British Museum, por ejemplo, se conserva otra de estas manos, descubierta en Tournai (Bélgica), a finales del siglo XVI o comienzos del XVII. En el caso de la pieza británica, ha sido datada por los investigadores en torno a los siglos II o III d.C. En opinión de los expertos, estas curiosas manos de Sabazios seguramente eran colocadas en santuarios durante las ceremonias, o bien dispuestas en lo alto de palos o postes que se llevaban en las procesiones.
Como el lector puede imaginar, las aspiraciones escatológicas eran muy profundas. Lo testimonian el rito iniciático y las sepulturas de los iniciados. Sus pinturas e inscripciones contienen los siguientes elementos: alma llevada al otro mundo, juicio divino, introducción entre los elegidos por el «ángel bueno», convite de los bienaventurados; temas de influjo judío-cristiano en varios puntos.
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