jueves, 10 de noviembre de 2011

Nuestro cerebro se encoje progresivamente

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Normalmente uno tiende a pensar, que la evolución es siempre a positivo y que es una constante inalterable a lo largo de la historia del universo, pero lo cierto es que la realidad dista de estas afirmaciones. Por un lado se ha comprobado que el tamaño del cerebro no es proporcional a la inteligencia desarrollada por el animal o la persona en cuestión, pero también es cierto que la inteligencia de ciertas especies parece tener alguna relación con sus dimensiones cerebrales.

Reflexiones en torno a este fenómeno se han revitalizado tras la confirmación científica de que el cerebro humano se encuentra en un franco proceso de encogimiento. El hombre de Cromagnon, que habitó en algunas zonas de Europa hace aproximadamente 25,000 años, ostentaba el mayor cerebro que haya poseído cualquier versión humana. En contraste, actualmente las personas tenemos un cerebro al menos 10% menor que el de nuestros lejanos ancestros, así pues, ¿Somos más tontos que el hombre de Cromagnon? Consideremos las respuestas que nos dan los expertos'.

Hasta ahora los investigadores no han podido determinar con precisión cuáles son las implicaciones de esta tendencia registrada a lo largo de milenios. Existen algunos que consideran que, contrariamente a lo que nuestro ego evolutivo ha supuesto a lo largo de la historia, tal vez en realidad estemos inmersos en un proceso de  involución. El científico cognitivista David Geary afirma que la complejización de nuestra sociedad, proceso acompañado por el surgimiento de múltiples comodidades, ha provocado que los individuos requieran de menos inteligencia para sobrevivir y que a causa de esto quizá la sabia naturaleza esté limitando nuestras capacidades.

Si se piensa de manera lógica, en la naturaleza, sobreviven solo los especímenes mejores, de ahí nace la evolución, la selección natural, si nace 10 halcones en una zona con poca comida y 5 de ellos tienen el doble de vista que los anteriores, quien sobrevivirá y dejará el legado a la especie serán los que puedan ver antes que los demás la comida, sin embargo, un ser humano puede ser completamente miope o incluso ciego y seguir la especie, y esto ocurre con la vista tanto como con cualquier otro sentido. El ser humano con la medicina y la tecnología ha logrado desafiar a la evolución, llenando la especie de especímenes no perfectos desde el punto de vista evolutivo.

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En contraste con la postura de Geary, Brian Hare, antropólogo del Instituto de Ciencias Cerebrales de la Universidad de Duke, cree que el encogimiento de nuestro cerebro en realidad refleja una ventaja evolutiva. “Un cerebro más pequeño es una muestra de selección contra la agresión”.

De acuerdo con esta segunda teoría, cuando una población experimenta este proceso de selectividad evolutiva para reducir su nivel de agresión, navega hacia la domesticación. Como ejemplo Hare cita los estudios que ha realizado con chimpancés y bonobos. Los segundos tienen un cerebro más pequeño y son mucho menos agresivos. Y mientras ambos tienen la habilidad cognitiva para resolver un rompecabezas, los chimpancés no pueden lograrlo si se trata de trabajar en equipo mientras que los bonobos sí acceden a la coordinación colectiva en torno a un objetivo compartido.

Douglas Rushkoff, el lúcido teórico de los medios,  en su libro Life Inc enfatiza el hecho de que, contrariamente a lo que nos enseñan en la escuela, durante la Edad Media la población promedio gozaba de una mayor calidad de vida que la disponible hoy en día. Dice, por ejemplo, que la gente de la Europa medieval estaba mucho mejor alimentada que el promedio del actual Occidente. Pero, además, nuestros antepasados del medievo disfrutaban de una vida con menor estrés, mantenían una relación mucho más saludable con el entorno natural y, por si fuera poco, disponían de mucho más tiempo libre para dedicarse a actividades recreativas y familiares.

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Tomando en cuenta lo anterior, y sumándole distintos factores que padecemos hoy como una decadente alimentación cuya calidad se ve cada vez más amenazada por el desarrollo de transgénicos y la inclusión de hormonas, un desarrollo tecnológico que invariablemente privilegia los objetivos bélicos, una sobredosis de estímulos culturales que parecerían destinados a confundir el espíritu, y el surgimiento de nuevas y sofisticadas enfermedades relacionadas a pésimos hábitos cotidianos que hemos adoptado como parte de un estilo de vida contemporáneo, lo cierto es que bien podríamos pensar que nosotros, los humanos, hemos sido capaces de construir con nuestra existencia un espectacular monumento a la involución.

Más allá de especulaciones, lo cierto es que ante la interrogante “¿Somos cada vez más estúpidos?” responder es tristemente difícil.

2 comentarios:

  1. He leido que nuestro cerebro se compacta, reduce tamaño pero lo compensa con mayor actividad; o algo asi, no creo que estemos retocediendo en la escala evolutiva.

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  2. Bueno no todo son malas noticias, las orejas y el pene cada vez son mas grandes

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